Porque el mejor día de nuestra vida es hoy mismo y porque es tan importante el camino como llegar a tu destino.
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Porque la motivación a veces se la trata como una panacea, como el mayor de los remedios y con la que todo tenemos que vincularlo. Y no, no siempre hay motivación y no hay que esperarla, hay que salir a buscarla y hay que hacer cosas No estando ella con nosotros.
Porque la motivación tiene que ver con los retos y aventuras. La propia vida es como un raid de aventura en el que hay muchas partes, buenas y malas, hay muchas secciones diversas en donde en unas estamos mejor y en otras peor, y que unas se nos dan mejor o peor que otras. Esto es la vida, un gran raid de aventura en donde podemos estar cansados pero donde nunca podemos desfallecer porque sabemos que llega un momento donde se nos van a dar mejor las cosas. Es a la vez necesariamente un gran reto. Esa necesidad de ponernos objetivos muy potentes, siempre con deseo de conseguirlos y siempre luchando por tener las posibilidades de hacerlo, así es que siempre hay que seguir trabajando, formándose y preparándose para entender mejor y mas el mundo que nos rodea con su gente necesariamente incluida. Por eso hay que tener un gran faro, una gran brújula y un mapa sobre el que ir realizando muchas líneas para tener el mejor entendimiento de la realidad y sobre todo de nosotros mismos.
La motivación entonces tiene que ver con los objetivos, con el establecimiento de objetivos. Donde son muy importantes y necesarios los objetivos pequeños a corto plazo, esos faritos que nos dan pistas y posibilidad de ir llegando a los otros. Hay que saber ajustar bien y luchar cada día por ellos, por lo que hay que establecerse objetivos intermedios que nos hagan ver que estamos llegando como los jalones puestos en un recorrido de esquí de fondo.
La motivación entonces tiene que ver con el deseo de conseguir algo bueno, algo propuesto. Para ello hay que necesariamente tener la capacidad de imaginar, de soñar, de pensar, de crear imágenes, imágenes potentes y claras. Con trabajar lo que los expertos llaman la “practica en imaginación”. Con la representación del fin pretendido, que es la primera fase del “acto voluntario” al que siguen la deliberación de los pros y los contras, la decisión y la ejecución final.
La motivación tiene también que ver, claro, con el deseo de salir de algo malo. Recordemos ahora ese liderazgo de Shackleton que estando atrapado en la Antártida pudo salir, con toda su gente sana y salva, después de mas de un año de peripecias y penurias por el hielo antártico.
La motivación tiene que ver con dar valor a cosas pequeñas, cosas que nos pasan inconscientes, de las que a veces no reparamos. Por eso, hay que estar muy atentos a nuestro entorno más inmediato, ser muy observadores, percibir lo más elemental de las cosas y de la gente, estar pendientes de las cosas más insignificantes y de los pequeños gestos de las personas que nos acompañan en nuestro caminar de la vida. Por ello hay que saber escuchar, tener empatía, que nos importe el otro, lo que dicen, lo que hacen. Tener presente siempre los verbos a conjugar cada día en ese orden ascendente: respetar, considerar, reconocer, confiar, apreciar, valorar, querer, amar.
La motivación, claro, tiene que ver también con conseguir que nos respeten, consideren…amen.
Por esto mismo, la motivación tiene que ver con ser consciente de lo inconsciente, con necesariamente realizar una introspección y empezar por conocernos a nosotros mismo. ¿Quién soy yo? Que queremos en la vida, que nos gusta, porque estamos aquí, como soy yo, en definitiva, son preguntas que a veces no podemos contestar de forma efectiva. Sabiendo que yo soy en función también de los demás. Sabiendo que la mayoría de veces estamos solos y que debemos saber estar solos. ¿Sabemos estar solos? Probemos. Probemos a hacer viajes solo, a pasar mas tiempo con nuestro dialogo interno y con nuestros pensamientos.
La motivación tiene que ver con balancear la vida y cada día hacia lo positivo más que a lo negativo. Con echarnos a la espalda los pros y los contras de algunas decisiones y con tener un movimiento hacía lo positivo. Con mirar por el retrovisor de la vida y ver siempre “la suerte” que he tenido y lo que he hecho sobre lo recorrido en fango y maleza.
La motivación tiene que ver con tener gente alrededor a la que querer. Y eso es esfuerzo de cada día por mejorar relaciones y por cuidar relaciones. Dar el paso primero. Nos sobra cariño y amistad. Tú da sin pedir nada a cambio. Tú da, que ya te llegará por muchos lugares amor.
La motivación, por eso, tiene que ver con tener gente alrededor que nos quiera. Por eso hay que regar la planta cada día. Cuidar lo que se tiene, e incluso lo que no se tiene. Por ello no mirar de reojo a nadie. No tener desconfianza.
La motivación tiene que ver por tanto con la conjugación de estos verbos en este orden descendente: ser, estar, crear, conocer, hacer, tener. Con la escala de valores. Donde lo primero es nuestra identidad, establecida o/y deseada, para luego tener la posibilidad y necesidad de llevarlo a la practica de la vida. Donde los hijos, los proyectos, son la creación mas sublime. Donde conocer tiene que ver con viajes, gente, lugares, situaciones. Donde hacer es tener la capacidad de poner en práctica y ser activo. Y donde el tener cuestiones materiales o de posesión no debe prevalecer sobre lo anterior.
La motivación tiene que ver así mismo con el nivel de activación. Se generan distintos pensamientos con distintos niveles de activación. Así que hay que activarse para generar los mejores pensamientos y con ello las mejores acciones que procuren los mejores sentimientos.
La motivación tiene que ver con la mejor valoración de lo acontecido, de lo ocurrido. De lo que nos pasa cada día y de lo que nos ha pasado a lo largo de nuestra vida. Focalizar en como lo estamos haciendo y tratar de mejorarlo y de ver y saber que lo estamos consiguiendo. Y es que es tan importante ser capaz como creerse capaz. Y para ello hay que saberse capaz.
Por eso la motivación tiene que ver también con el refuerzo, con el que nos dan y con el que nos tenemos que dar nosotros mismos. Tenemos que ser capaces de querernos más y de darnos de vez en cuando un besito en la mejilla ayudado con nuestras yemas de los dedos de las manos. De regalarnos una flor u otra cosa parecida. Y dejarnos reforzar, y que nos ayude a seguir subiendo escalones sin por ello caer en la necesidad de aprobación.
La motivación tiene que ver como ya te he dicho con los pensamientos, con los sentimientos, con la acción. Con las palabras. La PNL, la programación neurolingüística, es lo que nos propone. Lo que pensamos, lo que nos decimos, lo que hacemos está muy unido, por lo que una o dos de esas cosas juntas ayudan a la tercera a posibilitarse. Por ello habrá que trabajar más el lenguaje, nuestras palabras, frases, lo que nos decimos para que provoquen los mejores pensamientos y con ello la mejor acción. Y viceversa. Todo ello generará los mejores sentimientos que intentaremos perduren en el tiempo siempre que potencien nuestra acción.
Por esto la motivación tiene que ver con el compromiso hacia ti y hacia los otros. El compromiso con tus propios retos y con tu forma de ser y estar en el mundo.
La motivación entonces tiene que ver con el desarrollo, con crecer, con avanzar. Con saber que lo estamos haciendo, y con nuestros valores. Ese deseo constante y continuo de querer ser más y llegar a más (sin machacar a nadie alrededor).
La motivación tiene que ver también con valorar lo de atrás en su justa medida. Tengamos la edad que tengamos. “Piensa como si fueras a morirte dentro de 100 años y siente como si mañana fuera el último día de tu vida”.
La motivación tiene que ver con conseguir logro, claro, con conseguir pequeños logros, por lo tanto con el esfuerzo, con el trabajo, con el sufrimiento y con la incertidumbre. Con la incertidumbre y con la necesidad de salir de ella. Con el constante deseo y necesidad de sobrepasar la llamada “zona de confort” para terminar equilibrándonos y estabilizándonos por nuestro trabajo y superación.
La motivación tiene que ver con la voluntad, la fuerza de voluntad, con la superación, con el inconformismo. Con tener la conciencia de que tenemos en mayor medida la llave de nuestro destino. De que somos como un globo aerostático, con el que nuestro viaje depende, claro, de las condiciones meteorológicas, pero que con buena pericia técnica, con capacidades mentales apropiadas y con perseverancia, tolerancia a la frustración y a la demora, y con algo de suerte, podemos aterrizar lo más próximo al punto deseado.
Y por último, la motivación tiene que ver con relativizar las cosas. Con introducir en la consideración de un asunto, aspectos que atenúan su importancia. Por eso, tenemos que emocionarnos con videos como el del niño que rescatan de un agujero en Haití, después de varios días del terremoto y sale vivo, con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja.