La teoría general de sistemas es un esfuerzo de estudio interdisciplinario que  trata de encontrar las propiedades comunes a entidades que se presentan en  todos los niveles de la realidad, es decir, una manera de ver cosas que pasan  desapercibidas o se soslayan como máxima metodológica.

El biólogo austriaco Bertalanffy (1901-1972) consideró necesario construir a  base de conceptos, lo suficientemente abstractos y generales, un cuerpo de  teoría capaz de reducir toda realidad biológica a una serie de distinciones  analíticas (Bertalanffy, Ashby, y Weinberg, 1972):   a) concebir la realidad como el producto de una variedad de sistemas  que operan de manera simultánea, y   b) aceptar el carácter necesariamente correlativo del conocimiento  científico con respecto a la realidad.

El primer compromiso se refiere a la necesidad de elegir de manera arbitraria e  intencional un punto de partida para el conocimiento, en este caso la existencia  de sistemas concebidos como un conjunto de elementos de cuya relación  selectiva y estable resultan realidades tangibles e intangibles. Asumir la  existencia del sistema supone ya complejidad, en el sentido de que toda  construcción teórico-sistémica involucra elementos, uniones selectivas y  estados resultantes de esas relaciones entre los elementos. Paralelamente la  realidad «recreada» por la teoría es igualmente compleja al ser el producto de  ese orden de relaciones elementales (Bertalanffy, Ashby, y Weinberg, 1972).

El segundo compromiso es la derivación epistemológica resultante de la propia  teoría de sistemas: si la realidad es concebida bajo la forma del producto de  una serie finita de relaciones entre variables, una única perspectiva de  observación (incluida la teoría general de sistemas) no es capaz de abarcarla  en su totalidad, pues supone siempre una serie de decisiones arbitrarias  conscientes o inconscientes por parte del observador que intervienen en su interacción con la realidad a observar.  Se hace necesario, por tanto, un  planteamiento de naturaleza holístico e interdisciplinario (Bertalanffy, Ashby, y  Weinberg, 1972).

Los planteamientos de Bertalanffy están referidos a una concepción de sistema  definido por su apertura al intercambio energético con el entorno, lo que le  permite alcanzar un estado de equilibrio. Conceptos como sinergia,  interrelación, equifinalidad, neguentropía, permitieron caracterizar esta primera  generación de sistemas abiertos (Berthier, 2001).

La teoría de sistemas supuso una revolución metodológica y epistémica en las  ciencias por la necesidad de estudiar al objeto como un sistema que interactúa  con el medio y que considera al sistema total como un sistema productivo y  reproductivo. Los componentes del sistema son las personas, las reacciones y  las respuestas a las interacciones, los fines y la interpretación de cada uno, es  decir, los actores, los mensajes, las imágenes y los objetivos. Es, por tanto, el  análisis de cualquier sistema a través del estudio de sus componentes y de las  funciones que estos llevan a cabo (Karam, 2005).

La teoría general de sistemas busca descubrir isomorfismos en distintos niveles  de la realidad que permitan (Bertalanffy, Ashby, y Weinberg, 1972):

  • Usar los mismos términos y conceptos para describir rasgos esenciales de sistemas reales muy diferentes y encontrar leyes generales aplicables a la comprensión de su dinámica.
  • Favorecer, primero, la formalización de las descripciones de la realidad; luego, a partir de ella, permitir la modelización de las interpretaciones que se hacen de ella.
  • Facilitar el desarrollo teórico en campos en los que es difícil la abstracción del objeto por su complejidad, o por su historicidad, es decir, por su carácter único. Los sistemas históricos están dotados de memoria  y no se les puede comprender sin conocer y tener en cuenta su  particular trayectoria en el tiempo.
  • Superar la oposición entre las dos aproximaciones al conocimiento de la realidad: la analítica, basada en operaciones de reducción, y la sistémica, basada en la composición.

 

Un sistema complejo es un sistema compuesto por varias partes  interconectadas o entrelazadas cuyos vínculos entre ellas contienen  información adicional y oculta al observador. Como resultado de las  interacciones entre elementos surgen propiedades nuevas que no pueden  explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados. Dichas  propiedades se denominan propiedades emergentes (Gutiérrez, 2000).

Para describir un sistema complejo hace falta no solo conocer el  funcionamiento de las partes, sino conocer cómo se relacionan entre sí:

  • El todo es más que la suma de las partes: ésta es la llamada concepción holística. La información contenida en el sistema en conjunto es superior a la suma de la información de cada parte  analizada individualmente.
  • Comportamiento difícilmente predecible: debido a la enorme complejidad de estos sistemas.
  • Emergencia de un sistema: este concepto es el que relaciona el todo con las partes. Se llama complejidad emergente cuando el comportamiento colectivo de un conjunto de elementos da, como  resultado de sus interacciones, un sistema complejo.
  • Son sistemas fuera del equilibrio: no puede automantenerse si no recibe un aporte constante de energía.
  • Autoorganización: emerge a partir de sus partes y fluctúa hasta quedar fuertemente estabilizado.
  • Las interrelaciones están regidas por ecuaciones no-lineales: suelen tener una fuerte dependencia con las condiciones iniciales del sistema lo que hace aún más difícil, si cabe, evaluar su  comportamiento.
  • Es un sistema abierto: se puede considerar como una máquina de generar orden para lo cual necesita del aporte energético constante.
  • Es un sistema adaptativo: el sistema autoorganizado es capaz de reaccionar a estímulos externos, respondiendo así ante cualquier situación que amenace su estabilidad como sistema.

 

La terminología sistemas complejos es empleada por áreas del conocimiento  muy variadas y trata sobre todo de generalizar un comportamiento complicado  y rico a la vez. La complejidad de muchos sistemas no debe significar  necesariamente una dificultad para su estudio e investigación, todo lo contrario,  la cantidad de propiedades compartidas y variedad de interrelaciones mejoran  la comprensión de su totalidad y la predicción de comportamientos de sus  partes. El proceso de interacciones puede generar comportamientos colectivos  y globales, conductas no definidas en elementos individuales que emergen  como un proceso colectivo y que por tanto no pueden, ni deben explicarse  aisladamente por los elementos que la forman (Miramontes, 1999).

El Modelo Ecológico de Urie Bronfenbrenner

Un modelo es un esquema o un procedimiento usado en análisis de los  sistemas para predecir las consecuencias de una línea de conducta que aspira, generalmente, a representar el sistema del mundo real.  Consiste entonces en  un sistema de objetos descrito en términos de variables y relaciones definidas.

Para Bronfenbrenner (1987) el ambiente ecológico se concibe como un ejemplo de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de la  siguiente, como ocurre con las famosas muñecas rusas. En el nivel más interno  está el entorno inmediato que contiene a la persona en desarrollo (Bronfenbrenner, 1987).

Esas estructuras sociales se relacionan entre sí y sus interconexiones son tan  decisivas para el desarrollo como lo que sucede dentro del entorno inmediato.

El ambiente trasciende lo inmediato con sistemas exteriores que le afectan y lo  configuran en estructuras más amplias. El investigador social, desde esta  posición, debe ser ante todo un profesional abierto a la realidad (Sierra, 2001;  García-Ferrando, Ibáñez, y Alvira, 2003).

El modelo ecológico surge de la psicología ambiental y se fundamenta en la  consideración de interrelaciones e interdependencias complejas entre el  sistema orgánico, el sistema comportamental y el sistema ambiental. Cuando  hablamos de ambiente no sólo se contemplan los factores físicos y sociales,  sino también las percepciones y conocimiento que, de ese ambiente, tienen las  personas, es decir, el significado y sentido para las personas que interaccionan  en él y con él. De esta manera, conocer los aspectos físicos, biológicos,  psicológicos, sociales, culturales, económicos y políticos son determinantes  para la mejor comprensión del proceso de desarrollo y maduración del ser  humano. Fundamentalmente la teoría de Bronfenbrenner es un esquema  conceptual unificado para describir e interrelacionar estructura y procesos,  tanto en el ambiente inmediato como en el más remoto. Es, por tanto, un  estudio sistemático del desarrollo humano en su contexto (Bronfenbrenner,  1987).

El desarrollo se facilita a través de la interacción con personas que ocupan una  variedad de roles y a través de la participación en un repertorio de relaciones  que se amplía constantemente y que hace formar una identidad más compleja.

Los sistemas socio relacionales son sistemas complejos de interacción que  actúan como modeladores de las conductas de asimilación y adaptación del  sujeto. Lo que cuenta para la conducta y el desarrollo es cómo se percibe el  ambiente más que la realidad objetiva: “si queremos cambiar la conducta,  debemos cambiar los ambientes”. Para Bronfenbrenner (1987), “el desarrollo  de la persona se ve afectado profundamente por hechos que ocurren en  entornos en los que la persona ni siquiera está presente”. Por ello, nos propone  el modelo ecológico como medio para la detección de una variedad amplia de  factores que influyen en el desarrollo de las personas.

Bronfenbrenner hace hincapié en el análisis de los entornos o contextos en los  que se produce el desarrollo del ser humano como determinante del mismo. Su  hipótesis de trabajo se basa en que el desarrollo del niño se incrementa por la  participación en actividades responsables, orientadas hacia una tarea fuera del hogar, que lo ponen en contacto con otros adultos, además de sus padres. El  objetivo fundamental del experimento ecológico es el descubrimiento e identificación de las propiedades y procesos de los sistemas que afectan y se ven afectados por la conducta y desarrollo del ser humano.

Concibe el ambiente como una disposición de estructuras interdependientes unas de otras. Lo más importante del ambiente no son las propiedades físicas sino el ambiente percibido, el significado que adquiere el ambiente para las personas.

 

Según el autor “los efectos principales están en la interacción”, e identifica cuatro niveles de ambiente ecológico:

  1. Microsistema: entornos en los que una persona actúa directamente, está caracterizado por tres aspectos: actividades que realizan las personas implicadas; roles o funciones sociales que se ponen en juego; relaciones que mantienen entre sí. Es el complejo de interacciones dentro de un entorno inmediato. Patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona en desarrollo experimenta en un entorno determinado, con unas características físicas y materiales particulares.

Es conveniente que el sujeto sea expuesto a una diversidad de roles sociales y que a su vez pueda experimentar diversos roles y funciones sociales.

  1. Mesosistema: comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona actúa activamente (familia-escuela-amigos), es un sistema de microsistemas. Su potencial evolutivo aumenta proporcionalmente al grado de vinculación mayor entre los entornos que lo integran, cuando las personas que componen díadas primarias lo hacen también en entornos más lejanos.
  2. Exosistema: compuesto por aquellos entornos que no incluyen a la persona en desarrollo como participante activo pero en ellos se producen hechos que afectan a lo que ocurre en el entorno de la persona (situación laboral de los padres, o la propia televisión).
  3. Macrosistema: conjunto de creencias, actitudes, tradiciones, valores, ideología, leyes que caracterizan la cultura o subcultura de la persona en desarrollo. Es el más estable y su influencia sobre los otros es importante. Es el sistema cultural del sujeto, sistema ambiental dinámico.

 

La capacidad de un entorno para funcionar de manera eficaz como contexto de desarrollo depende de la existencia y la naturaleza de sus interconexiones sociales. Esto implica la necesaria participación conjunta, comunicación y traspaso de información de cada entorno con respecto al otro.

En ese sentido, cobra especial importancia la díada como nivel más interno y más significativo en la interacción directa. Se trata del sistema interactivo de dos personas y que tiene una capacidad máxima de contexto efectivo para el desarrollo, componente básico del microsistema. Depende, a su vez, de forma crucial de la presencia y participación de terceras personas. El binomio entrenador-deportista se nos presenta en nuestra investigación como la díada principal. Las terceras personas son en nuestro microsistema social los padres principalmente, si bien, a lo largo del proceso de maduración y de socialización del individuo, se dan cambios significativos en la importancia y dirección de las interacciones, por los que los iguales y otros significativos serán los grupos de mayor influencia en el sujeto. Es lo que llama Bronfenbrenner transiciones ecológicas o cambios de rol o de entornos que ocurren a lo largo de toda la vida. La importancia de las transiciones ecológicas para el desarrollo deriva precisamente de ese cambio de rol o de expectativas de conducta por las distintas posiciones que se toman en el contexto social. Esta disponibilidad de entornos de apoyo depende, a su vez, de la frecuencia de una cultura determinada.

Las transiciones dependen conjuntamente de los cambios biológicos y de las circunstancias ambientales, lo que implica una acomodación mutua entre organismo y entorno. Esto, a su vez, hace que exista una reorganización en el tiempo y en el espacio y, por tanto, un cambio en la acción y en la percepción; es decir, un cambio en las representaciones e imágenes de los entornos no inmediatos: la organización social, el sistema de creencias y el estilo de vida.

La capacidad de desarrollo de la díada original aumenta en la medida en que los terceros externos apoyan las actividades de desarrollo de dicha díada.

Cobra aquí especial importancia el momento motivacional, la estructura de metas y los sentimientos en la díada (Bronfenbrenner, 1987; Torrico et al., 2002; Karam, 2005).

El potencial evolutivo de un entorno varia en la medida en que los roles, las actividades y las relaciones apoyan patrones de motivación y actividad. El medio enriquece a las personas en la medida en que estas reaccionan positivamente; la mera exposición al estímulo no basta por sí misma para estimular cambio y desarrollo, la información de cualquier tipo posee escaso valor por sí misma y sólo es formativa si suscita una respuesta activa y creadora (Jouvenel et al., 1971).

Los entornos primarios son los que tienen un potencial evolutivo persistente en motivación y actividad e implican trayectorias de desarrollo más constantes.

Para Bronfenbrenner: “los entornos primarios de mayor influencia en la sociedad actual son la familia y el lugar de trabajo” (Bronfenbrenner, 1987).

Diversos estudios de educación, de fracaso escolar (modelos conceptuales del progreso escolar), de salud (oncología), de servicios sociales (sobre vejez, atención temprana), de juventud (conducta antisocial), de infancia, etc., adoptan el modelo ecológico ambiental sistémico  (Fernández-Ballesteros y Izal, 1990; Pallarés, 1998; García, F. A., 2001; Torrico et al., 2002; FríasArmenta, López-Escobar, y Díaz-Méndez, 2003).